GRRRRRRRRRRR!!!
Me han vacunado!!!
Y cómo he chillado. Qué vergüenza. Luego, después de comer, he estado un rato apagado y sin querer nada de nadie, y menos aun de ese gracioso dándome la lata.
Pero después me he vengado, y no le he dejado vivir en paz. No ha podido dedicarse a pegar de esas minipiezas que ni siquiera se comen, ni a estar aporreando repetidamente con una luz encendida delante.
¡Qué paliza! Hasta yo me he cansado de dar saltitos y carreras por la terraza detrás del balón.
A ver si des cansa este pelma y mañana se levanta tranquilo y tenenos la fiesta en paz.
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