viernes, 11 de septiembre de 2015

¿Derecho a pataleo?

¡NO, Señor!


Pues resulta que el señorito es muy cariñoso, amable, bla, bla, bla... Sin embargo también  se gasta un humor endiablado. Me explico y me expreso, y con suerte me "desestreso".

Ya sabéis que hay ocasiones en que hay que dejar al perrito en casa, y reconocen perfectamente tus gestos, tus miradas de reojo, la ropa, las llaves... Y va agachando las orejas y poco a poco comienza a alejarse de mí  y entristeciendo su mirada te suplica que:  ¡No, por favor, otra vez no! 

Y yo, claro, desesperado y pesaroso. Actitudes que cambian cuando me acerco para darle una animosa caricia para decirle que vuelvo enseguida. Y aquí se produce la transformación. Aparece Mr. Hyde y Krispys es sólo un recuerdo cercano.

No hay forma de acercarse: huye rápido. Más bien quiero decir que se mueve bastante más rápido que yo, torpe recurrente. No le puedo atrapar; zigzaguea mejor que un esquiador y su semblante se transforma.
Ya no está triste, está furioso, y nos despedimos sin hablarnos, o con alguna amenaza del tipo: "Ya verás cuando vuelva, ya".
Y ya lo creo, Pero el que veré seré yo, porque si no lo veo, allí me zambullo con mis pies descalzos. ¿Qué ha hecho el muy ladino y rencoroso Mr. Hyde?  Pues nada más y nada menos que liarse a patadas con su plato de agua y esparcirla alegremente por el suelo.


¿Y qué puedo hacer yo?  Nada, absolutamente nada, ya que quien me recibe en la puerta es Krispys, que ha dejado a Mr. Hyde escondido en algún rincón, esperando su vuelta. Y no lo ha hecho ni una, ni dos, ni diez veces, no.  Al principio, creía que era yo, en uno de esos soberanos despistes que tan propios son.  Hasta que un día le vi después de haberle reñido. Allí fue, tieso, y plis, plas, zas.... splash!!! Adiós al agua.

Y no me puedo quejar, porque si por algo me gustan estos perritos es por ese carácter tan fuerte a pesar de lo dulces que son. Y Krispys te lo demuestra cuando quiere y puede, y a veces sólo aunque quiera hacerlo y sabe que no puede. Ni debe, por supuesto. Y a pesar de todo, me encanta que sea así. Y a veces pienso que lo sabe y que así me satisface.

No hay comentarios:

Publicar un comentario