domingo, 6 de septiembre de 2015

Despertares

Más bien húmedos

Buenos días.
Esto es lo que parece decirme en estas jornadas Krispys. Muy a su manera, por supuesto. Duermo poco pero muy muy profundamente; sin embargo, el peke duerme muy poco y le despierta el inodoro del vecino del quinto, por lo visto. O algún avión aterrizando en Vitoria, que todo puede ser.

El hecho es que estos días, coincidiendo con la gran tormenta de... bueno, no recuerdo exactamente la fecha, decía que después de esta tormenta el peke, temeroso como Ideafix de que el cielo le caiga sobre su cabeza, ha vuelto a dormir conmigo, a ratos, según demuestran los juguetes esparcidos por toda la cama.
Sin embargo, no le basta esta compañía nocturna en la cual se acoge temeroso, satisfecho y revoltoso, ya que cuando decide que ya es la hora de que me prepare para salir a desahogarse  (Krispys ya hace rato que debe de estar aporreando la puerta), comienza con cuidado lamiéndome la oreja izquierda suave pero contumazmente. Y no para, y sigue por la nariz, ojos, pómulos... en fin, que lo que parece un pequeño terrier se convierte en algo realmente... mmmm... cómo decirlo suavemente...¿excitante?
Quienes tenéis perro creo que me comprendéis perfectamente
Y por supuesto logra su objetivo, que no es otro que me levante, tome mi café y de paso le ponga su platito con leche. Entera, naturalmente.
Y después, ya sin necesidad de asearme la cara, salimos y jugamos alegremente (debo puntualizar que el peke mucho más alegremente que yo). Corre, pego patadas a la pelota o lo que me trae para que le lance, como las piñas arrancadas por el viento, y por fin acabamos disfrutando como lo que somos: Dos niños contentos de tenerse y quererse.
Y volvemos a casa, en donde otro café me espera mientras Krispys exige mi presencia con cualquier juguete o peluche en su boca, y volvemos a empezar.

Huy, que se me olvidaba. Hoy le ha dado al señorito por el reciclaje. Os lo pongo como extra:






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