viernes, 28 de agosto de 2015

Día espantoso

¡ Qué calorazo !
 
Hace un día horrible, tanto como para personas como para animalitos. Sol, calor, mucho calor. Hasta en la sombra terminas agotado. Y agostado. He tenido que partir pronto de casa esta mañana; cuando he regresado, alrededor de las 10,30, nuestra nueva salida conjunta era para desahogarnos los dos: Krispys realizando sus divertidas cabriolas y yo henchido de satisfacción sólo con verle.
 
Pero no, nada de eso ha ocurrido. Rápidamente, tras "desahogarse", ha buscado la sombra, con una lengua que parecía una alfombra, de larga que era. Y yo, yo... apoyadito en una pared, contento de que Krispys no quisiera nada más de la calle. Hemos regresado y esta ha sido su gran postura:
 
 
Y ahí se ha quedado un largo rato mientras yo estaba con mis papeles. Después hemos jugado a ratos, divertidos unos, otros no tanto, hasta que ha llegado la hora de salir, antes de comer.
 
Un cuarto de hora justito, buscando la sombra. Eso sí, siempre con la cabeza muy alta y las orejas más altas todavía,  vigilando que los operarios de una obra cercana no abandonen su puesto para invadir nuestra plaza, en busca de agua de la fuente. Porque si así sucede enseguida se lo prohíbe a ladridos, el muy bandido. Esto hay que corregirlo rápidamente ya que si no pronto sabrá todo kiski cuando salgo y vuelvo a casa.
 
Y ya en casa, haciendo honor a su apodo, "Pataslargas" se ha tumbado en la puerta de la cocina, controlando mis movimientos. Y después de comer me ha dejado por fin echar una reparadora siestecita. Mas en cuanto he movido un pie, ha aparecido con el balón y nos hemos enfrascado en sus juegos.

 
Un día horrible para pisar la calle. Más tarde, cuando el sol esté bajito y no nos humille tanto, nos iremos al parque y lo perderé de vista, ya que se irá a jugar con los niños, correteando sin parar hasta que se vuelvan a su casa.
 
Y yo, muy a mi pesar, estoy casi decidido a madrugar. ¿Por qué? Muy fácil de comprender. Porque cuando lo he bajado por primera vez a eso de las 8,00, mi ínica pena ha sido no corretear detrás suya. Hoy no podía. Tenía prisa  y además no estaba preparado. Tendré que dejar los procesadores en casa y ser señalado nuevamente por el vecindario. Como niños.
 

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