martes, 4 de agosto de 2015

Las tormentas

¿Miedo Krispys?  ¡Anda ya...!


¿Miedo ante las tormentas como la que tuvimos ayer, de un continuo relampaguear y atronadoras? Nada de eso.

¡Auténtico terror y pavor!

No es la primera vez que sucede; sin embargo, ayer fue terrible. Hasta tuve que quitarme los procesadores  de sonido ya que eran un chasquear incansable. El pekeño primero se escondió en un rinconcito, pero la vista de la luz de los relámpagos, ya que no tengo costumbre ni de bajar persianas ni de correr las cortinas, le aterraba, por las sombras que se proyectaban en las paredes.

Así que, como Krispys es bastante más que espabilado (encantado me tiene), optó por acudir al otro extremo de la habitación y esconderse tras la cortina.


Como podéis ver, no sólo desde ahí se ocultaba de las sombras  impenitentes que le incomodaban, sino que apreciamos su manera un tanto original de taparse los ojos.

Me daba pena, el pobretico, porque la situación se alargaba mucho, así que me lo traje a mi lado, una vez que le construí un pequeño refugio con un cojín, sus juguetes y una toalla. Y vino encantado.


Y al ratito se pegó a mi lado como una lapa, tal vez también efecto del kéfir que estaba comiendo tranquilamente. Me sentía un poco culpable, puesto que al mismo tiempo que deseaba tenerlo a mi lado, encima mía y protegido -que dudo mucho lo hubiese consentido-, por otra parte con esto no iba a solucionar nada, así que la opción seleccionada fue no intervenir y que todo lleve su ritmo.

¿Se acostumbrará a estas tormentas? Seguramente no, aunque todo es posible y con el paso del tiempo no les tema tanto. Las sombras, las oscuras sombras  le aterran. Mordor es implacable.

Os dejo un vídeo de ínfima calidad de parte de lo acontecido. Ya había terminado el primer período, pero se puede apreciar un poquito la magnitud de la tormenta, que vino del Sur esta vez. O del Norte. Yo  qué sé. ¡A fin de cuentas estaba encima nuestra!


Sin embargo, esta mañana ha venido contento, y hemos jugado en la cama durante más de hora y media (lo juro), entre risas, saltos, carreras y... dientes. Como es habitual, se sube sus trastos, y todavía no he descubierto el por qué de su elección, y sospecho que no lo sabré nunca. Os dejo una selección de lo que ha subido; faltan dos o tres cosa que se ha vuelto a llevar. 


Qué juguetón es Krispys, mi niño ¡durante 27 horas al día, por lo menos!





No hay comentarios:

Publicar un comentario