viernes, 7 de noviembre de 2014

¡Ya está en casa!


Sí, señor, en casita. Bueno, en casa de mis padres, donde pasaremos unos primeros días disfrutando de su compañía. En la foto se le ve un poco cansado. Normal, después del viaje y de corretear por aquí.

Lo hemos recogido en Madrid, en donde hemos tenido el gusto de conocer a Rosa y a su cuñado. Todo lo que me imaginaba y he contado en otros lugares, y en éste también, es verdad: Una bella persona, para un encuentro muy justito de tiempo.

Después ha viajado sentado en mi regazo y por fin hemos llegado a Pamplona, tras un viaje rápido y sin sobresaltos. Ha entrado en casa y ha correteado detrás nuestra por el pasillo (bueno, todo hay que decirlo: detrás de mi hermana BASTANTE MÁS), y también tras la pelotita de ping-pong (¿se dice así?), pero sin dar botes. Ha curioseado por toda la casa y vamos, que de tímido poco, diría yo.

Ahora está dormidito y descansando. Ya le hemos buscado su lugar para dormir y por lo tanto él escogerá cualquier otro. Ya irá aprendiendo. La disyuntiva, también posible, es que se salga con la suya, por supuesto.

Y ahora también me toca descansar, que no estoy para muchos viajes, ni siquiera de pasajero.

Y a ver qué nos depara esta noche. Habrá que poner una linterna en las zapatillas, por si acaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario